Para no caer en gurúes, maestros o de técnica en técnica y que hoy por hoy abundan ambos, y con tanta confusión y vulnerabilidad en la que nos encontramos, somos carne de cañón.

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Te propongo entregarte a tus sentimientos y a las sensaciones de tu cuerpo, para eso respira profundamente y conscientemente, realiza un poco de ejercicios o al menos sal a caminar. 

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Pon atención a tu cuerpo, hazle preguntas, charla directamente con él o con alguna parte que lo necesite.

Date tiempo y fíjate si tiene algo para decirte, conviértelo en tu maestro.

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Para eso silencia tu mente ruidosa y descubre otro lenguaje.

Van a aparecer los típicos diálogos que ya conoces de memoria, por un momento, no le des lugar.

Eso es lo que entregas, y bancatela, perserverá y persevera y perservera y verás.

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